13/2/09

Quiero ser linda.

Desde mis 19 años empezaron a aparecer en mis sienes, tímidamente, los hilos de plata de la sabiduría. Las peluquerías nunca fueron un lugar amigable para mí, el tiempo y el dinero allí “invertidos” son una pérdida absoluta…en mi opinión…claro.
Claro que estuve en peluquerías a modo de corroboración de lo antes mencionado.
A los once años, pasaba vacaciones con mi padre y nos llevó a mi hermano y a mí a cortarnos el pelo. La mata gruesa y castaña obscura yacía a mis pies como testimonio de mi existencia, sí eso fue lo que sentí, la mochada de esa parte de mi cuerpo que tanto enorgullecía a mi madre, yo nomás la llevaba puesta. Sufriendo todas las mañanas porque en el momento del peinado escolar mi madre daba cuenta de su humor en la intensidad de cada cepillada. Una Abrujandrita china iba de blanco y almidonado delantal a educarse.
De vuelta de esas vacaciones mi madre agregó un motivo más de discusión a su ya, pésima relación de exes.
-¿Cómo vas a hacerle una cosa así a la nena?
-¡Su pelito!
Es lo que recuerdo de sus gritos, y a mi padre ensimismado seguramente pensando:
-Una mujer de pelo largo es una mujer de ideas cortas. (Frase que no se cansó de repetir a lo largo de mi vida).
En mi adolescencia mi cabeza fue entregada voluntariamente a uno de mis amigos del alma, Javi...no le digan Javi. Su putez irreverente hizo de mí su adoradora incondicional.
Su mochila de peluquero a domicilio descansaba en un sillón de mi casa mientras sus manos entijeretadas hacían uno de los primeros desmechados punk de la city Posadeña.
Luego vino mi casamiento y la maternidad primera. Javi, no le digo Javi se fue alejando de mi vida, aún mantenemos contacto…sé que además de haberse tatuado y agujereado el cuerpo, sigue cazando pendejos que están más buenos que comer pollo con las manos. Vaya mi salutación para mi envodkado amigo.
Mi pelo creció sin cuidados, enrodetado nomás, por ahí me daba vergüenza y un baño de crema le hacía o le pedía a mi abuela que me cortara las puntas, por ahí cambiaba el rodete por una trenza o suelto cuando tenía alguna salida. Pero no representó para la mayor parte de mi vida, un “tema” el pelo.
Flequillo fue una curiosidad que me la saqué apenas creció, es espantoso tener que depender de alisarlo cada vez que debo alejarme de la confianza del hogar para exponerme a las miradas ajenas. Definitivamente no.
Ahora bien, las canas de las sienes fueron un detonante para cualquier charla femenina, entre mis amigas, de los hombres de mi familia…
¿¡Cuándo vas a teñirte esas canas!?

Ajá, bueno…tantas moscas arriba de la bosta no pueden equivocarse…ahí me mandé.
Dos pomos de negro azulado, la paciencia de mi hombre quien con cuatro horas, mucha paciencia y amor tiñó mi largo pelo.
La imagen que devolvió el espejo fue de otra, me costó un poco reconocerme sin mis canas, la reacción de mi entorno fue la esperada…¡Al fin!
Fue torturante el estar pendiente de las raíces, de los productos para que el color no se fuera, para que brille, para que no se enrede, para que…ajjjjjjjjjj
En el último viaje a Posadas fui a verlo a Javi, no le digo Javi que tenía un puesto de artesanías en la plaza central de la city y ahí nomás me tijereteó y dejó mis cabélios a la altura de mis hombros, así como me lo hacía usar en mi adolescencia.
Día de la madre del 2007. Viernes previo a los festejos zas, me pica la loca y ñácate, vuelvo a teñirme, tres decadrones y mi cuero cabelludo me decían que para qué si no quería. ¿Para qué?. Bueno, ya está.
Listo, no me teñí más, no me corté más, ahí seguí mi vida en chignon o en trenza, sin flequillo, cómoda y pancha, gastando sólo en baños de crema.
-¡Ay qué lindo te queda el pelo suelto!
-¿Por qué no te lo dejás suelto siempre?

Ok, bien por más que me dijera una y otra vez que no escuchara, que ya estaba, que ya lo había pasado, que no me gustó, que gastaba dinero que no tenía en ello…hice mi “composición de lugar”.
No me dejo el pelo suelto de manera habitual porque me molesta para hacer cosas.
Entra en mi vida un peluquero neuquino re-top, re-profesional, re…re…re…
-¿Cuándo voy a hacerte algo?

Ok, bien por más que me dijera una y otra vez que no escuchara, que ya estaba……bla,bla,bla…
Allá fue la tonta a hacerse la linda, total a dos años de cumplir los cuarenta por qué no puedo intentar nuevamente, estoy más estable económicamente, ya no me dá culpa comprarme algo que me guste y que sea para mí, una tarde de peluquería al mes no le hace. Uno cambia, después de todo, bla,bla,bla.

Entresacado para darle movimiento los rulos naturales, un color parecido al mío, emparejar los restos del Día de la madre del 2007.
Satisfecha con los resultados, me veo distinta, me gusta, ésta quiero ser ahora.
-¡Má qué linda estás!.
Piropo más lindo que ese no hay.

Hoy se cumple una semana de mi incursión por la re-top y recontrasúperfashion peluquería profesional donde me mimaron con café y masas finas, mi cara ya es la mía.
Decadrones, benadryles, frenaler, hidrocortisona inyectable, un encierro productivo, las raíces y el resto del pelo pajoso de tanta agua para eliminar los residuos de la tintura hipoalergénica recontraimportada que usan en los salones top y la recontraputamadrequelosparió.
La puteada más grande me la guardo para todas las veces que me veo al espejo.
¿Por qué me cuesta tanto mantenerme firme en mis decisiones?
Maldición gitana.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

A mí me salen las canas en la cúspide, pero no me las tiño. Pero porque a cuatro años de cumplir cuarenta, igual no me da para tirar unos mangos en la pelu. Que para cuando me dé, hasta verde lo voy a querer.

Milenius dijo...

terrible lo suyo...
¿consultaste con un dermatólogo? (no para que te tiña él, para que te diga qué podés hacer antes de teñirte, ¿tamos?). Si lográs no quedar al borde del colapso cada vez que te teñís, te va a gustar, ¿no?
Yo empecé a tener canas a los 24, y me tiño desde hace 10. No soy coqueta, pero lo de las canas me puede, qué quiere que le diga... Igual, tengo menos constancia... un desastre. Ahora mismo tengo la tintura hace una semana, ahí, esperando, que mañana, que pasado. Y las raíces, bien, gracias, cada vez más fuertes y blancas.
Puf. Mañana me tiño. Besos.

el oso dijo...

Confesiones de Abrujandra que me alegraron la mañana.
Es tan difícil convencer al entorno de que uno está bien así, como convencerse a uno mismo de que uno no está mal cuando cambia?
Hay decisiones en las que no mantenerse firme salpimenta los momentos de la vida.
Un besote!

Pablo dijo...

Hola!
Te espero en mi nueva sede: www.yoextranjero.com
Gracias! ;-)

Abrujandra dijo...

Curupisa: ay no sabés, te imagino de rosa chicle, de violeta, de verde, todo en composeè, como corresponde.

Abrujandra dijo...

Milenius: cuando compro un electrodoméstico nuevo (cosa que ocurre muuuuy de vez en cuando) primero lo enchufo, lo toqueteo y después leo el manual, como para que te des una idea de que siempre hago todo alverres. Ya tengo consulta con un alergista porque la verdad no se lo deseo a nadie. Lo más gracioso es que una noche empezó a cerrarse mi gargante y salí de vuelo para el hospital y ahí me entero que pudo haber sido fatal....me aterró la idea de una muerte con tan poco glamour, como que te atropelle un citroen descangallado y te mueras.
No sea fiaca amiga...sí las canas empiezan a poderme. Aj.

Abrujandra dijo...

El oso: me alegra haberle alegrado la mañana.
Bueno, es relativo, como todo ¿no? aunque empecé hace poco a hacer valer mis decisiones pero como le contesté a Mile, ya estoy atacada con las canas y ahora quiero ser bella.
Maldito entorno.

Abrujandra dijo...

Sol lunar: bueno, muchas gracias. Bienvenido.

Abrujandra dijo...

Argentálico: allá voy gracias por avisar.

Milenius dijo...

jajajajajaj! coincidimos con lo de los electrodomésticos... No puedo, simplemente no puedo ponerme a leer antes de enchufarlos. Con la tintura, obviamente, hice lo mismo: la primera vez que me teñí fue para cuando Dr. Nick terminó noveno. Tres horas antes de la fiesta, obviamente, rezando por no ser alérgica. ¿Y si lo era? No quiero ni pensar en una foto con la carota hinchada, o en el comentario de la directora de la escuela: "la mamá de Nicolás no vino. La muy boluda se murió esta misma tarde".

Ya me teñí.
besos, mejore, consulte.
"No te tiñas sin decirme adónde vas".

Abrujandra dijo...

Milenius: después de incorporarme en la silla, vuelvo a sentarme, no...ha sido de risa nomás....no te tiñas sin decirme....eso me dejó pensando mucho.
IUmaginate morirte por teñirte, es de lo más idiota morirte así...al menos yo sueño con una muerte con más glamour onda:
Atropellada por una Lamborggini diablo.
O al menos que sea una reacción alérgica en un salón paquetísimo de París o Montecarlo.
O ahogada en las costas de Grecia.
Lo de la tintura y morirse atragantado por un carozo o una espina es anti-in.
Besososs.

Alberto dijo...

muy bueno..no conocia ese lado tuyo...Te amo...

Abrujandra dijo...

Alberto Y los lados que no conocés, yo también te amo mi querido primazo.