4/9/09

El Chéfer

Imaginate un muchacho de veinte años, un metro noventa y uno exactamente de estatura, flacón, pelo rubio y cortito, de ojos verdes con anteojos, una voz gravísima y un andar que delata cierta boludez.
Fue el primer noviecito de S. Mayor cuando tenía catorce, ella y diecinueve él.
Asiduo concurrente de la casa, papá de S. Menor amuchaba el sueldo dando clases en casa, El Chéfer era uno de los que, después de rendir, siguió yendo. Me encariñé terriblemente con él, hijo de una madre sola y muy conflictiva, medio lo adopté, cuando terminaron la relación y, acá me vas a entender si tenés hijos/as en edad de merecer que, el duelo lo pasamos los padres y madres también.
Te voy a contar una anécdota que lo pinta de cuerpo entero.
Vivía en uno de ese barrios en los que tenés que dejar una oreja de contraseña, él siempre andaba limpito y bien vestido, a eso sumale lo gringo de su aspecto, era presa fácil para los rateritos, esos que te sacan el celular, el ipod, amenazándote con un cuchillo pero que, no te hacen nada que merezca la pena de muerte, al menos...el Chéfer nunca se cruzó con uno que le blandiera un arma de fuego, es la suerte que tiene ese chico.
La cosa es que una tarde se enfilaba para nuestra casa y en el medio de su barrio le sale un pibe de la mitad de la estatura de él instándole a que le diera el reloj, todo esto con una navaja, el Chéfer lo agarró del cuello y le propinó un montón de golpes en la cara y lo tiró, siguió caminando como si nada, cuando llega a la cuadra "se arrepintió" (sic) y volvió, se sacó el reloj y se lo tiró al desmayado raterito... "y acá tenés el reloj"...claro, si te piden bien es otra cosa.
¡Qué importante es el por favor!

Cuestión de que durante mucho tiempo, el Chéfer y yo nos veíamos a escondidas, me contaba sus peripecias laborales, no quiso seguir estudiando pese a todos los consejos e insistencias, empezó a laburar en una reconocida casa de marcas deportivas y es donde sigue laburando por algún milagro de la vida, ya vas a ver por qué te lo digo.

*Primer día de laburo:
Jefa de local:
-Chéfer, acomodá estas cajas en el depósito.
Como cien cajas con zapatillas había que apilar, subir a una escalera y acomodar según marca y nro. de manera ascendente.
A la segunda vez que trepa a la escalera acomodando de a cuatro cajas, se le ocurre la gran idea de apilar de a diez o veinte, no recuerdo bien, pero hacían una buena pila. En una de las trepadas con las torres bamboleantes, entra la jefa a quien el Chéfer no escucha, ella, incauta, se para justo al pie de la escalera y le dice.
-Chéfer.
Él se sobresalta y las cajas fueron cayendo de a una sobre la cabeza de la jefa.
No sé, no sé...creo que la imagen de perro grande boludón muchas veces le juega a favor aunque ese episodio hubiera merecido que le dijeran...andá nomás pibe.

5 comentarios:

oenlao dijo...

entuavia no tuve el gusto de tener yernooooooooooooo

cirita dijo...

Ay, Ay, Ay. yo empezé ya a hacer estas cosas de madraza. Mañana le festejo el cumple al trio galleta y sabés que hice? Lo invité al del antónimo. C me dijo: Mamá, te lo vas a bancar vos al pibe, a mi no me jodas.
Vió hermanita? Semo parecidas!
besos

Abrujandra dijo...

oenlao Esperá, pestañeá...listo, yastá. Así pasa.
Besos.

cirita Te va a odiar, la mía no sé cómo no me metió al horno.
Somos parecidas sí, inquietante. Jajaja.
Besos.

el oso dijo...

Yo tenía un jefe en el taller que a cada rato decía "si lo hacés mal, andá haciéndote el bolsito". Todavía no se murió a pesar de las puteadas infligidas. Señal de que no funcionan las maldiciones...

Beso

(Un capo el Chéfer, me gustó mucho lo del reloj)

Abrujandra dijo...

el oso> Me pasó en unas cuantas ocasiones de maldecir y que les fuera mal, medio me asusté, pero medio nomás. Será que era calentura del momento, eso nunca tiene mucha duración en el tiempo.
El Chéfer es un PERSONAJE, no de ficción.
Besos.