12/9/09

Úteros, tetas, nacimientos.


Cuando mi abuela materna (Ña Leonor) se enteraba de que alguien fuera de edad, se moría (joven o niño) decía siempre, pero siempre...siempre -Pobre madre-, aunque no supiera si en realidad tenía mamá. Claro, ella había perdido a su primer hijo (hasta ese momento el único) Aldo que tenía sólo cinco años de edad, pero creo que esto ya te lo conté. En mi familia han habido casos de madres que perdieron a sus hijos;mi tía Nelly sin Roberto, mi tía Herminia (sí, Herminia) y el recién nacido a quien no quiso poner nombre, mi tía Faume y Nancy, doña Manuela y Juan Amor, Isabel que es la actual señora de mi papá perdió a uno de sus hijos también.

De vez en cuando en alguna reunión familiar y, a los postres, mientras los hombres hacían de las suyas, saltaba el tema, yo sólo escuchaba, me parecía que se ponían demasiado tristes claro que yo era chica, pero no boluda...así que me llamaba a silencio observando y escuchando. A medida que fui creciendo, la muerte empezó a hacerse cercana cuando Calile (de quien también te hablé) mi compañerito de primer grado murió, observaba y escuchaba. En mi adolescencia mi amigo Emilio también, era hijo de una amiga de mi papá, él tenía un dos años más que yo, murió de vacaciones en Brasil, pero ya estaba enfermo. 

Después fui madre en dos ocasiones y no creo que pueda haber dolor más grande, incomprensible, desgarrador, espeluznante, desesperante y todas las cosas más horrorosas que se te pasen por la cabeza, que el de ver terminada la vida de un ser humano que tuviste en tu cuerpo, que nació de vos, que acompañaste a crecer, no...definitivamente no creo que otra cosa lo supere. Y acá es donde quería llegar y remontarme a un verano remoto en Posadas, la madrugada de navidad, no recuerdo el año exacto, en el que hubo un accidente espantoso y murieron cinco adolescentes, una de ellas era compinchota y vecina mía. Ella y su hermana, con su familia, vivían frente a nuestro departamento, teníamos más o menos la misma edad, ellas eran bellísimas y chetísimas, me prestaban ropa para ir al boliche, me adornaban como si fuera yo su muñeca, me sentía sapo de otro pozo ya que yo, no pertenecía a ese círculo. La noticia fue estruendosa, cinco adolescentes bellos y adinerados muertos en un accidente automovilístico que, como todos, pudo haberse evitado. Todo se disparó, la conjugación de los elementos: fiestas de fin de año, muerte, juventud, dinero, te hace un cóctel difícil de no tomar, así que se hablaba de eso en todos lados.

Tiempo después se formó un grupo de ayuda para los padres que perdieron hijos, se lo comenté a mi abuela y me dijo que eso no servía para nada, ella te afirmaba cosas así, tipo cachetazo, primero no entendés muy bien cómo viene la mano, después...ah, era por esto. El grupo no duró mucho, tiempo después me enteré el por qué, no se ponían de acuerdo en nada, todo parecía una competencia a ver quién había perdido al hijo más joven y situaciones más horrorosas, suena a esas charlas de vejetes donde compiten a ver quién se levanta más temprano. 

Era tiempo de volver sobre el tema:

-¿Cómo sabías que no iba a durar?

-Porque la persona que ama a su hijo y lo pierde, lo siente no importa la edad que tenga y no importa si es un aborto de dos meses de embarazo, se sufre de la misma manera, el resto es para hacerse notar con los demás.

Claro, ella anteponía siempre antes de soltar la perorata, el "soy una correntina bruta, hablo de vieja  no de bruja, apenas terminé el primario" y te salía con unos tratados que más de un diplomático le hubiera copiado.

Me quedaba una espina todavía, por qué siempre decía "pobre madre":

-Che abu ¿y a los padres no los contás?

-Claro que el hombre siente, pero es distinto, hay madres y madres, pero una madre que tiene sentimientos de corazón (así denominaba ella al amor en estado puro) nunca va a sentir lo mismo un padre, por más que sienta a su hijo, es distinto.

-¿Por?

-Porque es distinto.

-¿Por?

-Porque es hombre.

-Sí abu, ya sé, pero no entiendo, pensé que los hombres que son padres y se desvelan por sus hijos los sienten igual que una madre que también ama a sus hijos.

-No.

-Explicame.

-Los hijos no pasan por el cuerpo de un hombre. Cuando un hijo se está muriendo, su madre lo siente en el cuerpo.

No sé si es porque el padre debe ser fuerte para sostener a la madre, o porque la teoría de Ña Leonor es cierta, pero algo es evidente, no se puede negar que tenés que ser recontracojuda para seguir viviendo después de eso.

Pienso en mi mami con quien durante la mayor parte de mi vida estuve distanciada, aún viviendo bajo el mismo techo o en la misma ciudad. La última vez que nos vimos, no estuvimos bien tampoco, muchas veces pienso en ella y se me hace un nudo en la garganta, la extraño mucho y si hago un poco de esfuerzo, la huelo. Hace poco cuando estuve mal, me enteré de que estaba con la valija hecha para venirse (y eso que no le gusta cargar nada cuando viaja), llamaba cada diez minutos conteniendo el llanto, me imagino la factura de teléfono que le va a venir. Casi todos los días hablamos.

Hay muchas cosas que recuerdo de ella hoy, antes sólo lo loca que se ponía por cualquier cosa, pero empecé a ver en mi memoria las imágenes de las carátulas de los cuadernos, los bailes, cuando me enseñó a tejer en su máquina, a desarmar la máquina de coser, cuando me hizo confesiones, cuando me esperaba al volver del laburo las veces que vino acá y muchas cosas más que voy recordando, me gusta que sea así. Ningún hijo viene con un manual bajo el brazo ¿no?


12 comentarios:

Any dijo...

Que se te muera un hijo debe ser el dolor mas grande que una persona pueda tener. Imagino que uno no vuelve a ser el mismo después de algo asi.
Che, viste que hay una edad en que uno comprende finalmente que los viejos hacen lo que pueden, a veces pueden poco es cierto, pero en general vale la pena perdonar y olvidar las cosas que pasaron.
A tu vieja no le importa nada la factura de teléfono, lo importante era saber que vos estabas bien.
Besos Abru querida, linda foto.

Santi dijo...

Ña Leonor... pero qué hermosa esta entrada y la foto, ¿me dejas me dejas me dejas?, se me ocurre algo; ya te dije que a mí tus canas y las de tu madre, meeeencantan, y la mirada, las gafas.

"Cuando un hijo se está muriendo, su madre lo siente en el cuerpo".

Ohhh, no sé, supongo que pienso que... no sé qué pienso pero siento que igual tal vez a lo mejor un día, yo podría... anoche me contó algo; algo que ya sabía, de...

En fins; será que coses mu bien las palabras, que hoy no paro de ver imágenes, tu madre con la valija, las llamadas, cruzar distancias... Mmmm

Ays, ando escribiendo algo, a ratos.

Ohhh, besos de me toca la comida a mí, quien tuviera tu ojímetro :)

Más besos

Cris dijo...

Jo...

Cuando Miniyó era pequeño se pilló el dedo con una puerta. Sólo se rompió la uña, que al volver a crecerle no se le nota, pero recuerdo que sentí de verdad que ojalá me hubiera pasado a mí y no a él. No me quiero imaginar si habláramos de cosas más graves...

Qué bonito lo que dice tu Ña Leonor sobre que la madre lo siente en su cuerpo...

Besos...

zorgin dijo...

y bueh, me quedé afuera, yo soy hombre...

el oso dijo...

Así debe ser. Aún siendo hombre me cuesta imaginar algo más horrible que la pérdida de una de mis hijas.
Y ya me puse mal...
Besos

Marcelo dijo...

Abru, querida, por suerte no pasé situaciones así de duras, salvo la muerte de mi abuela paterna a quien adorábamos. Pero vi de cerca lo que hace pérdidas semejantes en un ser a quien adoro, y creo que por lo que sigue sufriendo ella, es que odio a la muerte.
Tu abuela, una diosa total y tu mami... se me hizo un nudo a mí mientras te leía así que la comprendo.
Te mando un beso grande y ojalá que con tu mami puedas estar siempre bien.

Abrujandra dijo...

Any Me gusta más dar vuelta la hoja y empezar de nuevo, la edad no debería tardar tanto, cuesta hacerse cargo de la propia vida a veces. Dejar de culpar por todo a tus padres es un signo de madurez, pero ¡ups! ¿qué hago con el título del blog?
Besos.

AntWa Si hacés algo inapropiado delante de mi madre, su mirada te atraviesa. Haga lo que le plazca amo.
Vos escribí que del resto nos encargaremos Milenius y yo.
El ojímetro es fácil, debés estar mucho tiempo en la cocina nomás jajaja.
Muá.

Cris Es bueno hablarlo, los miedos estos después se transforman en paralizadores que no te dejan respirar, no deben haber temas tabú (es mi opinión, claro)...mi Ña Leonor es sabia nomás.
Besos.

zorgin No se lamente, siempre está el lado masculino de toda expresión femenina y, vicerveza je.
Besos.

el oso La figura de hombre que debe sostener a la mujer (con quien tuvo hijos) es fuerte, supongo que se debe a eso, no porque sufran menos, eso pienso yo aunque Ña Leonor (que era algo machista...cabecera para el hombre, silencio a la siesta, la comida servida, no come si no empieza él, etc.) tenía ciertas cosas que expulsaban a los hombres de escena.
Más bien creo que se trata de ver quién está peor para poder apuntalarse.
Besos.
Ah, y no se ponga mal, mímelas mucho, mucho.

Marcelo No odies algo que está a cada momento cerca de todos, bah...me parece que es inútil como antinatural.
No sé si por la manera en la que fui criada, la muerte era más...no sé cómo decírtelo bien, creo que...cotidiana, menos trágica. Inentendible cuando no es natural, me refiero a cuando alguien joven se termina. Por lo demás, la ausencia total del ser que amamos es lo que nos saca a flote las carencias, me parece.
Besos.

cirita dijo...

Los hijos se sienten en el cuerpo, definitivamente si.
Algunos meses después de nacer V, un amigo que tenía una hija de su misma edad me dijo: No te pasa que cuando la besas se te hace "agua" la boca. Yo lo miré y puse cara de tonta. Para mi pensé: este está pirado. Hasta que un día, me pasó.
Si hay algo que me da miedo de verdad es que algo malo pueda pasarles y que yo no pueda hacer nada. Esto me angustia y me ensombrece como nada.
Cuando me asalta este pensamiento, digo una oración y vuelvo a vivir.
Te mando un besote

Abrujandra dijo...

cirita Se te hace agua la boca, esa imagen es fascinante, creo que me pasó y no me di cuenta ¿me lo perdí?
Besos.

Milenius dijo...

Hola, Abru: bellísima entrada.
Mirá que yo soy más bien tirando a pobretona, y tuve épocas peores. Todos los días, aún cuando a gatas juntaba para vivir, agradecí la salud de mis hijos. No sé a quién. Pero siempre. Por las dudas, mirá si un día me faltaba. Y, la verdad, es la mayor riqueza que tuve y que tengo: que no se enferman nunca.
El dolor debe ser espantoso, y el papel del padre es algo extraño.
A una de mis mejores amigas le pasó que su beba naciera a término, muerta.
En ese momento no pude pensarlo, pero cuando hablé con el marido, yo lloraba tanto que él terminó consolándome a mí. No hace mucho hablé de esto con los dos, como una manera de disculparme, porque sé que no tenía derecho. Y él me contó que con todas las mujeres con las que habló y que eran importantes para C., mi amiga (la madre, las primas y algunas amigas), le pasó lo mismo. Tuvo él que consolarnos, es como que lo sentimos de distinta manera.
Final feliz: tuvieron a Facundo, que hoy tiene un año y medio, y de quien soy la madrina; y es un sol.
Y con respecto a nosotras y nuestras madres... llega un momento en que las entendemos, sí... yo dejé de "pelearme" con ella hace unos cuantos años, y empecé a comprender más.
Besos.

unServidor dijo...

Este post me emocionó hasta las l... ¡no! No debo: soy hombre, HOM-BRE, y... "boys don't cry".

(¿Será eso?)

Abrujandra dijo...

Milenius Gracias Mile, la salú sobretodo. Menos mal que el tiempo todo lo cura o...no sé, será que algunos maduran antes o no, en todo caso...mejor que así sea.
Te quiero mucho.
Besotes.

unServidor ¡Ah no! acá los machitos se tragan el nudo de la garganta, vamos ¡firme!, no hombre...no de firmar, sino de estarse quietito y derechito.
Besos.