Pensaba en los ojalases, mientras voy y vengo en el colectivo, mientras me baño, mientras lo espero...las risas y las palabras se van embutiendo en mi cerebro despacio, como en cámara lenta.
Nuevamente el rito de persecusión, seducción, la espera, la mirada atenta en el espejo como hacía mucho tiempo no se hacía. En verdad me importa muy poco dónde vaya a parar todo eso porque lo importante es que, permitirse volver a "sentir" es mucho más que un regalo del destino, mucho más para este ser humano que soy.
La buena vida se nota cuando hay personas pendientes de tu bienestar, la buena vida era otra cosa había sido.Tan tarde para que no sea tarde.
4 comentarios:
Nunca es tarde.
La buena vida vale la pena.
Un abrazo.
Gauchitoooo qué lindo verlo por acá.
Pase...¿quiere un mate?
La buena vida llega cuando menos te lo esperas y entonces ves que todo lo anterior tenía más sentido del que parecía...
Besitos!
Crisita...absolutamente cierto, lo anterior cobra más sentido.
Besos
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