Bajando por la ribera, el canoero rema cansado ya es el atardecer, y los mosquitos apuran, así como apura el hambre.
Las bravas aguas del Río Paraná, se tornan, por momentos mansas, más adentro la correntada viaja furiosa en constantes remolinos, el color marrón oscuro y el avistar lejana la costa, hace notar al Polaco, la distancia que lo separa de la costa. El pique no estuvo bueno, pero algunas boguitas pudo sacar.
Sigue remando cansado, y en su azul mirada se refleja el conformismo de conocer otro modo de vivir.
Como ya está entrando despaciosa la noche, adivina su lugar para tomar el rumbo que lo lleva a la costa sin mucho esfuerzo, pero la canoa se topa con unos troncos, residuos quizás de una jangada. El agua lo sigue meciendo…al verlo, podría recordar al Pedro, el canoero del Lago Ypacarai, que se ganaba la vida llevando turistas bordeando las orillas de San Bernardino, en el Paraguay…lago traicionero y falsamente azul, recuerdo también al pescador Fernando, que empalaba las rayas como brochetas, los chupines a la leña que preparaba mi abuela. Los sueños que se comieron los atardeceres en esa orilla, sumida en la corriente, respirando y queriendo, muchas veces, correr hacia el Río Salado, que es donde desemboca…el Salado era para mí, una suerte de páramo, donde las traiciones del lago quedaban en la nada.
Seguramente el Polaco, algún sueño tendrá, que no sea sólo el comer a diario…aunque parece mentira que por más tiempo que transcurra, es otro milenio y aún hay gente que vive y se alimenta de su propia mano, de sus propios sueños…o como suelen llamar muchos: quimeras.
Es sabido por todos, pero no practicado por muchos, el hecho de que en el planeta existen personas que no saben siquiera que el mundo es redondo, como hay quienes pergeñan la muerte de muchos, encerrados en un laboratorio, inventando algún virus que mate a corto plazo, y otros con químicos que cumplan la misma función.
Y cada uno de nosotros como ser humano o individuo, me pregunto siempre, si alguna vez llegaré a entender el comportamiento de muchos, me refiero a esos que no tienen conciencia de que pobre llega a ser su existencia aunque no quepa el dinero en los bancos.
A qué enorme placer pueden llegar si tienen la suerte de estar concientes al momento que anteceda a la muerte, ¿recordarán la cantidad de fortuna conseguida? ¿recordarán algún rostro o nombre de aquellos a quienes no tuvo piedad?
Se dirá lo orgulloso y poderoso que se sentía, seguramente.
Las bravas aguas del Río Paraná, se tornan, por momentos mansas, más adentro la correntada viaja furiosa en constantes remolinos, el color marrón oscuro y el avistar lejana la costa, hace notar al Polaco, la distancia que lo separa de la costa. El pique no estuvo bueno, pero algunas boguitas pudo sacar.
Sigue remando cansado, y en su azul mirada se refleja el conformismo de conocer otro modo de vivir.
Como ya está entrando despaciosa la noche, adivina su lugar para tomar el rumbo que lo lleva a la costa sin mucho esfuerzo, pero la canoa se topa con unos troncos, residuos quizás de una jangada. El agua lo sigue meciendo…al verlo, podría recordar al Pedro, el canoero del Lago Ypacarai, que se ganaba la vida llevando turistas bordeando las orillas de San Bernardino, en el Paraguay…lago traicionero y falsamente azul, recuerdo también al pescador Fernando, que empalaba las rayas como brochetas, los chupines a la leña que preparaba mi abuela. Los sueños que se comieron los atardeceres en esa orilla, sumida en la corriente, respirando y queriendo, muchas veces, correr hacia el Río Salado, que es donde desemboca…el Salado era para mí, una suerte de páramo, donde las traiciones del lago quedaban en la nada.
Seguramente el Polaco, algún sueño tendrá, que no sea sólo el comer a diario…aunque parece mentira que por más tiempo que transcurra, es otro milenio y aún hay gente que vive y se alimenta de su propia mano, de sus propios sueños…o como suelen llamar muchos: quimeras.
Es sabido por todos, pero no practicado por muchos, el hecho de que en el planeta existen personas que no saben siquiera que el mundo es redondo, como hay quienes pergeñan la muerte de muchos, encerrados en un laboratorio, inventando algún virus que mate a corto plazo, y otros con químicos que cumplan la misma función.
Y cada uno de nosotros como ser humano o individuo, me pregunto siempre, si alguna vez llegaré a entender el comportamiento de muchos, me refiero a esos que no tienen conciencia de que pobre llega a ser su existencia aunque no quepa el dinero en los bancos.
A qué enorme placer pueden llegar si tienen la suerte de estar concientes al momento que anteceda a la muerte, ¿recordarán la cantidad de fortuna conseguida? ¿recordarán algún rostro o nombre de aquellos a quienes no tuvo piedad?
Se dirá lo orgulloso y poderoso que se sentía, seguramente.
2 comentarios:
Para saber lo rico que eres, debes contar las cosas que tienes que no se pueden conseguir con dinero. Con esta regla, seguramente, habrá muchos más ricos en los mal llamados "países pobres".
Salud.
Exactamente.
Gracias por pasar.
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