Me gustaba cocinar, siempre me gustó hacer cosas que ni siquiera me gustaban, pero sabía que a otros sí, como por ej. los encurtidos.
Cuanto más trabajo me lleva, menos me cuesta desprenderme. Bueno, eso tiene un nombre creo que es una patología, pero no recuerdo bien cómo se denomina.
Me ha pasado de tejer por ej. una faja larga en el telar y regalársela al primer/a que pasaba por ahí, cero culpa, nada de arrepentimiento, pero nada de nada ni un poquito de remordimiento siquiera.
Sí, ya sé, es una de mis taras (neurosis, defectos o como quieran llamarlo). A quién se le ocurriría regalar algo que lleva tiempo y dedicación, cualquier otro mortal lo pone en un marquito o lo guarda para regalarlo a alguien muy especial en un día especial, yo no.
Quizás algún día se me pase.
Otra cosa es que no guardo rencores, a nada, a nadie, ninguna de estas cosas las hago con esfuerzo o reprimiendo, simplemente...no me sale. Puedo enojarme, enfurecerme, me enciendo fácilmente y como la mecha es corta no dura demasiado, pero en ese preciso instante de descontrol iracundo digo cosas que no son apropiadas, se apodera de mí una fuerza que no controlo y digo, digo, digo, grito y después quedo hecha flecos. Me cuesta recuperarme, quedo un par de días como si un camión me hubiera pasado por encima. Trato de no hacerlo, de no enojarme digo, si alguien hace cosas que no me gustan, me voy alejando de a poco, no sirvo para "chantar" cosas en la cara, digamos que no es algo que me salga naturalmente y a veces peco de boluda.
No digo que esté bien, también dudé en escribir sobre esto, pero bah...acá escribo lo que me me dá la gana sin censuras y si alguien lo hace, no me importa.
Sigo...no digo que esté bien ser así, tampoco es justificable, muchas veces he cometido errores sin darme cuenta siquiera de que lo estaba haciendo, luego era tarde para remediar, pasa que busco y busco, pero no encuentro...ese...el manual....el manual que traemos cuando nacemos donde se enseña cómo hay que comportarse.
Cuanto más trabajo me lleva, menos me cuesta desprenderme. Bueno, eso tiene un nombre creo que es una patología, pero no recuerdo bien cómo se denomina.
Me ha pasado de tejer por ej. una faja larga en el telar y regalársela al primer/a que pasaba por ahí, cero culpa, nada de arrepentimiento, pero nada de nada ni un poquito de remordimiento siquiera.
Sí, ya sé, es una de mis taras (neurosis, defectos o como quieran llamarlo). A quién se le ocurriría regalar algo que lleva tiempo y dedicación, cualquier otro mortal lo pone en un marquito o lo guarda para regalarlo a alguien muy especial en un día especial, yo no.
Quizás algún día se me pase.
Otra cosa es que no guardo rencores, a nada, a nadie, ninguna de estas cosas las hago con esfuerzo o reprimiendo, simplemente...no me sale. Puedo enojarme, enfurecerme, me enciendo fácilmente y como la mecha es corta no dura demasiado, pero en ese preciso instante de descontrol iracundo digo cosas que no son apropiadas, se apodera de mí una fuerza que no controlo y digo, digo, digo, grito y después quedo hecha flecos. Me cuesta recuperarme, quedo un par de días como si un camión me hubiera pasado por encima. Trato de no hacerlo, de no enojarme digo, si alguien hace cosas que no me gustan, me voy alejando de a poco, no sirvo para "chantar" cosas en la cara, digamos que no es algo que me salga naturalmente y a veces peco de boluda.
No digo que esté bien, también dudé en escribir sobre esto, pero bah...acá escribo lo que me me dá la gana sin censuras y si alguien lo hace, no me importa.
Sigo...no digo que esté bien ser así, tampoco es justificable, muchas veces he cometido errores sin darme cuenta siquiera de que lo estaba haciendo, luego era tarde para remediar, pasa que busco y busco, pero no encuentro...ese...el manual....el manual que traemos cuando nacemos donde se enseña cómo hay que comportarse.
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