Siento que puedo controlarlo y de golpe mi mente divaga y me agarra miedo otra vez.
No sé si por haberme hallado varias veces parada en el precipicio de la nada, de la gran pregunta y sentirme completamente tranquila es que en esos momentos donde todo me da vueltas, me cuesta respirar y tiemblo como si hirviera en fiebre lo primero que me azota en el cerebro es la imagen de mis hijas.
Siempre que estoy por hacer terapia me saboteo, un par de veces empecé y después me agotó el sólo hecho de pensar en tener que contar toda mi vida, cada año se alargan más las cosas que se cargan en trecho que llevo caminado, eso no es raro, lo que me resulta raro es el absoluto convencimiento de que no me sirve de nada.
Por otra parte sé que, por más que quiera hay cosas en mí que nunca van a cambiar:
-Si tengo situaciones inconclusas con alguien que quiero, en algún momento salto con un arañazo, por más que esté todo bien, se me desata la lengua y páfate.
-Me enamoro como una perfecta idiota.
-Está todo bien con rebelarse.
-Perdí, en algún lado junto con mi cintura, la voluntad de terminar de hacer lo que empiezo...talleres de dibujo, coser, tejer, leer, escribir...tengo muy buenos comienzos, los finales son el problema.
No tengo mucho drama con el clima, pero este invierno lo siento en los huesos, los madrugones oscuros de invierno me entristecen terriblemente y me cuesta como cinco canciones del ipodh, que me llegue el agua al tanque con onda.
No puedo alejar a los pájaros negros que me vuelan alrededor y me siento atada a esta situación que no puedo controlar.
Calculo la manera de transitar este tramo difícil con la frente alta y el ánimo intacto, calculo...sumo, resto, divido, multiplico y salgo airosa porque total...todavía respiro y eso, no es poco.
-Está todo bien con rebelarse.
-Perdí, en algún lado junto con mi cintura, la voluntad de terminar de hacer lo que empiezo...talleres de dibujo, coser, tejer, leer, escribir...tengo muy buenos comienzos, los finales son el problema.
No tengo mucho drama con el clima, pero este invierno lo siento en los huesos, los madrugones oscuros de invierno me entristecen terriblemente y me cuesta como cinco canciones del ipodh, que me llegue el agua al tanque con onda.
No puedo alejar a los pájaros negros que me vuelan alrededor y me siento atada a esta situación que no puedo controlar.
Calculo la manera de transitar este tramo difícil con la frente alta y el ánimo intacto, calculo...sumo, resto, divido, multiplico y salgo airosa porque total...todavía respiro y eso, no es poco.
2 comentarios:
no es poco. yo tambien tengo miedo.
oenlao Cuánto alivio en no sentirse solo en las fobias.
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