8/1/11

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San Telmo me recibió un domingo gris y lluvioso en un pequeño viaje que representaba todo un reto para mí, hacía un par de meses que cumplía treinta gloriosos años. Hacía cuatro meses que mi cuerpo se había quebrado en un stress terrible que me inmovilizó durante una semana.
Hacía tres meses que los Curupisos me cuidaron cual bebé, llenando mi heladera con productos naturales, gastando horas de charla contenedora, ocurrencias impresionantes que me dejaba sin respiración de la risa, también de recetas culinarias que depuraron mi exigida existencia y caramelos enormes del almacén dietético.
Hacía tres meses que mi hermano menor me había defendido de una furia familiar injusta, él gritaba sin saber que yo lo escuchaba mientras el corazón se me estrujaba de amor.
Hacía tres meses que había decidido encontrar la manera de huir lejos de ese lugar.
El primer paso fue visitar mi amigo Toon, estaba viviendo en San Telmo en ese momento, a media cuadra de la Plaza Dorrego...el domingo ferial tenía tangos melancólicos, estatuas vivientes que no sabían si quedarse o no ante la llovizna persistente. Personajes de lo más pintorescos como puestos a propósito en un gran cuadro pintado por Dalí con Frida. Los adoquines brillaban por el agua y la cuadra colonial con anticuarios parecían decirme "quedate".
Toon es una especie de hermano sideral mío, me dejó un escritorio para que pudiera dibujar a mis anchas, me esperaba con facturas y mate.
Me leía sus poemas mientras yo dibujaba, en uno paró en seco y me dijo que estaba "encabronado" (producto de sus tres años en Jalisco) porque no nos enamorábamos el uno del otro, lo miré tratando de verlo y no pude.
Caminamos tanto, tomamos mucho pero mucho vino, hice cenas pantagruélicas en la cocina en común, la segunda noche me dí cuenta de que quienes habitaban la pensión se cocinaban y comían solos en sus departamentos, eran dos hombres más, Don Mario y Moris.
Don Mario era periodista venido al vinardo mal, un tipazo, inteligentísimo, agudo, con mucho camino andado, le regalé un retrato de una mina con sombrero tanguero y recuerdo que se le llenaron los ojos de lágrimas, me dio un vuelco el corazón, me dijo que era como si La Turca hubiera posado para mí, un historia de sexo desenfrenado que tuvo años atrás que nunca se borraría, mirá vos.
A Moris lo conocí la noche que llegué, se juntaban todos los convivientes a festejar el cumpleaños de la acompañante de la dueña de la pensión...La Mary, ahí caí porque Toon había antelado mi visita. La pizzería era tranquila, semi iluminada, comimos rico, parloteamos, tomamos y nos volvimos cada uno a su cucha, ya tenía quemada la cabeza por la mirada fulminante de Moris cuando entré, y bueno fue cuestión de días para despertarme a su lado, desde ese día, las correrías nocturnas fueron de a tres...la secuencia era así:
Nos despertábamos al mediodía, picábamos algo, nos contábamos cosas, salíamos los tres a caminar, volvíamos, dormíamos, me ponía a hacer el banquete y llegaba primero Mario, charlábamos mientras yo cocinaba, después caía Toon, charlábamos mientras yo seguía cocinando y después caía Moris a ir limpiando lo que yo ensuciaba, morfábamos y terminábamos con la sobremesa a eso de las tres o cuatro de la mañana...la plaza estaba viva toda la noche, Moris sacaba la guitarra, Mario alzaba el dedo índice al grito de...."¡No se puede vivir sin amar!" que era la señal de que no daba más del pedo y caía muerto a dormir.
Enfilábamos los tres a la Plaza, Moris cantaba tangos, Toon...rancheras, yo llegué a hacerme pis encima de la risa.
Las tres semanas se extendieron a una más:

Moris: - Negra...te invito a un recital.
Yo: - Vamos.

No hacía falta preguntarle de quién, nos gustaba lo mismo. Y así fue que Don Pablo Milanés cantó junto a Víctor Heredia y J. M. Serrat en el Parque Lezama .
Garuaba mientras Moris me abrazaba como si fuéramos novios y me asusté.
Se me heló la sangre cuando me abrazó más fuerte y me cantó al oído junto a Don Milanés...El breve espacio en que no estás.
No tuve que poner excusas cuando volvimos a la pensión y me quedé en el departamento de Toon.
Era una época en la que cuando empezaba a "sentir", simplemente me asustaba y ponía distancia, él cumplió el rito de la salida de a tres un par de noches más, a la tercera yo ya estaba camino de vuelta a Posadas.
Me enteraba de su vida por medio de Toon, cuando nos escribíamos siempre se ocupaba de colar alguna línea alusoria a mis noches faltantes y a las preguntas sobre mi bienestar de parte de Moris.
No sé qué hubiera pasado si me dejaba llevar por algo más de lo poco que tuve con él. Aunque ahora que lo pienso, todos mis no-amores terminaron así, salvo un par...terminaron sin un comienzo, si acaso algo así es posible.
Esta entrada se la debía a UNINVITED y a mí también, qué tanto joder.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

La pu$% que vale la pena estar vivo!!!.... para leerte!!!
Gracias por compartir!!!

Pd:Sos un tango mezcla con blues!!!
Un cariño, un corte y una quebrada!

Abrujandra dijo...

ALEJANDRITO: Si serás exagerado hombre...(seguí que me gusta).
Me encanta el tango también, el blues también, el sexo, la comida, el rócunrolllll...y así.
Abrazos.

Uninvited dijo...

Mierd.. si dibujás como escribís, si te permitís sentir como contás... qué lindos dibujos y qué linda vida, no?
Gracias!! es un honor que lo hayas hecho porque te lo pedí pero más que nada es un agradecimiento por compartir. Comparto 200% lo que dijo Alesinfoto: vale la pena leerte (de hecho, no es ninguna "pena", simplemente "vale".
:D

Abrujandra dijo...

UNIN: No podría decir que mi vida no es linda, aunque algunos seres egoístas se empeñen en hacerla difícil, apechugo...me hundo en esos recuerdos, miro que respiro y sigo.
Gracias por todas las cosas lindas que me decís.
Me animaste a escribirla y te lo agradezco.
Te mando millones de besos.