No te voy a atosigar con detalles sobre el lugar y el tiempo en que se desarrolló lo que te voy a contar, ya que sobradamente sabés que me refiero al lugar mágico.
Me había colgado con eso de contarte lo de la simpatía, pasa que si no lo hago ahora, no lo hago más.
Me había colgado con eso de contarte lo de la simpatía, pasa que si no lo hago ahora, no lo hago más.
Simpatía tiene su igual en la común cábala.
Era eso.
Pasa que las viejas decían "no sirve" ante ciertas situaciones en las que no eran favorables a los ojos de los dioses la actitud. Aclaro que no hay nada de ficción, como en ninguno de los relatos (excepto ese de Plebedótl).
Esas intrigas infantiles, cuando por ej. cantás el himno Oíd mortales el grito sangrado, hasta que te das cuenta que no es así, bueno...lo mismo me pasaba (como a todos, claro) con ese asunto del "no sirve", pero te juro que me sacaba el sueño.
No sirve, pero no sirve qué, por qué, el qué; como respuesta sólo obtenía un "porque no sirve".
Esto lo escuchaba en casa de mis amigas, de sus madres, madrinas y tías; en lo de mis tíos, siempre eran las mujeres que la emprendían con ese asunto. Los hombres no se metían con los asuntos cabalísticos, religiosos, culinarios y con las recetas de castigos que intercambiaban las mujeres de la casa.
Una adolescente se sentía casi mujer cuando, después de empezar a menstruar, podía levantarte el dedo y decirte "no sirve".
Listado a ojímetro, me arriesgo a decir que casi perfecto, ya que mi memoria suele ser efectiva en cosas que no necesito, pero ni te cuento las fallas que tiene cuando se trata de cosas importantes.
-Dejar la cartera en el piso.
-Dejar la ropa al revés una vez que te la sacás.
-Cortarse las uñas de noche.
-Barrer de noche.
-Coserte la ropa mientras la tenés puesta.
-No dejar una tijera abierta en cruz sobre un vaso con agua debajo del ataúd de turno.
Éste último punto ha sido usina para mis más terribles elucubraciones pesadillescas.
-No dejar los párpados del muerto sin las monedas.
-Tener los cuadros torcidos colgados en las paredes.
-Dejar abiertas puertas internas de la casa (placares, alacenas, bajo mesadas).
-Dejar un sombrero o boina, cualquier cosa que te haya cubierto la cabeza, sobre una cama.
-Barrer hacia la calle.
-Reírte mucho un viernes.
Y ni hablar de los días 13 que caen en martes y viernes.
Claro que donde estés, de seguro que habrás escuchado cosas similares, todas tienen sus razones que la lógica de alguien que va creciendo con los ojos abiertos, descubre.
Pero qué manera de joder con eso de la ropa al revés. Mi abuela empezó a preguntar por qué me había vuelto tan ordenada de repente, le conté y me dijo que esas eran tonterías, claro...ya tenía yo quince años.
Era eso.
Pasa que las viejas decían "no sirve" ante ciertas situaciones en las que no eran favorables a los ojos de los dioses la actitud. Aclaro que no hay nada de ficción, como en ninguno de los relatos (excepto ese de Plebedótl).
Esas intrigas infantiles, cuando por ej. cantás el himno Oíd mortales el grito sangrado, hasta que te das cuenta que no es así, bueno...lo mismo me pasaba (como a todos, claro) con ese asunto del "no sirve", pero te juro que me sacaba el sueño.
No sirve, pero no sirve qué, por qué, el qué; como respuesta sólo obtenía un "porque no sirve".
Esto lo escuchaba en casa de mis amigas, de sus madres, madrinas y tías; en lo de mis tíos, siempre eran las mujeres que la emprendían con ese asunto. Los hombres no se metían con los asuntos cabalísticos, religiosos, culinarios y con las recetas de castigos que intercambiaban las mujeres de la casa.
Una adolescente se sentía casi mujer cuando, después de empezar a menstruar, podía levantarte el dedo y decirte "no sirve".
Listado a ojímetro, me arriesgo a decir que casi perfecto, ya que mi memoria suele ser efectiva en cosas que no necesito, pero ni te cuento las fallas que tiene cuando se trata de cosas importantes.
-Dejar la cartera en el piso.
-Dejar la ropa al revés una vez que te la sacás.
-Cortarse las uñas de noche.
-Barrer de noche.
-Coserte la ropa mientras la tenés puesta.
-No dejar una tijera abierta en cruz sobre un vaso con agua debajo del ataúd de turno.
Éste último punto ha sido usina para mis más terribles elucubraciones pesadillescas.
-No dejar los párpados del muerto sin las monedas.
-Tener los cuadros torcidos colgados en las paredes.
-Dejar abiertas puertas internas de la casa (placares, alacenas, bajo mesadas).
-Dejar un sombrero o boina, cualquier cosa que te haya cubierto la cabeza, sobre una cama.
-Barrer hacia la calle.
-Reírte mucho un viernes.
Y ni hablar de los días 13 que caen en martes y viernes.
Claro que donde estés, de seguro que habrás escuchado cosas similares, todas tienen sus razones que la lógica de alguien que va creciendo con los ojos abiertos, descubre.
Pero qué manera de joder con eso de la ropa al revés. Mi abuela empezó a preguntar por qué me había vuelto tan ordenada de repente, le conté y me dijo que esas eran tonterías, claro...ya tenía yo quince años.
2 comentarios:
Me encanta leer tus historias, las largas, y las cortas, con dibujito, y sin dibujito. Respiro familia, saudade a veces, y mucha joda! Muy lindo. Si mi amiga Grace es la mujer "sin ombligo", vos sos una con el ombligo bien investigado!
Suniter: Bueno, muchas gracias por tus elogios.
Dentro de mi ombligo ya no tengo pelusas, así que busco en ombligos ajenos jujujuju.
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