4/4/09

Hace siete años.


La inexorable muerte se hacía tangible en una mañana soleada y fresca, un cuatro de abril, un día calendario como hoy; en el lavadero de su casa, con el trapo de piso en una mano. Venía Don Pedro y le dijo "ya da, vamos". Allá está bailando tango mientras Aldito juega con el velerito de madera, dejó de hacerme upa hace siete años ya.
Todavía no hay lápida que acuse quién está en ese nicho, sólo quedó un florerito robado y una vela que mis amigos hicieron arder. Poca paga de quienes fuimos congratulados en demasía con su presencia. Injustificadas ausencias en domingos que, bien en antaño ella hacía en la tumba de su marido, se visitan a los muertos.
La siento siempre, siempre conmigo, por momentos juro que siento su olor, su voz y sus caricias suaves, tibias de manos que trabajaron duro toda su vida.
Quienes impensadamente la recuerdan, para mi gratificación, la viven en la cocina de madera con olor a melón , a eucaliptus y las mesas siempre con flores. En sus anécdotas correntinas, porteñas, paraguayas, salteñas, neuquinas en Posadas, donde "clavó las guampas".
Con las botas puestas, en su casa, sobre la mesa que hizo su difunto marido Don Pedro y con un velorio muy concurrido se fue...omanoma Ña Leonor.
No la necesito, sólo la extraño.

13 comentarios:

Ñandeyara dijo...

Mejor no colocar:
¡Ay, que lindo recuerdo!
¡Me encantó tu relato!

Leonor nos habría dicho ¡Qué pelotudos!

Abrujandra dijo...

poetoso: no usaba la palabra pelotudos, sino más bien hubiera dicho que nos tomáramos un tinto en su honor, eso hubiera dicho.
Besos.

Abrujandra dijo...

Tinto en vez de escribir, a eso me refiero.

unServidor dijo...

(Entonces le hago caso)

Ñandeyara dijo...

Tienes razón Abru, es que se mezcló el comentario con una parte de un guión que estoy haciendo para Buena Vista International.
La Leonor era una dama que le hubiera gustado que tomemos un buen vinito en su honor...

Any dijo...

Hay gente que no te la olvidás mas, asi pasen 7 años o 70, es asi.
Irse asi de golpe es lo mejor, aunque los que quedamos aqui no entendamos nada y nos lamentemos.
Besos Abrujilda

Curupisa dijo...

Bueno, no habrá dicho pelotudos, pero las damas de Macondo tienden a ser algo prosaicas, y la Leo le hacía honor al personaje. Y además, algo habrá visto en ese su novio platónico que le regalaba ramos de eucalipto a cambio de un plato de chuchú con salsa blanca. Me consta que el objeto de su platónico amor siempre guarda el recuerdo.

Milenius dijo...

Abrazotes, Abru, y salú!!!

besos

el oso dijo...

Bellísimo, me transportó a mis propios dolores por las abuelas ausentes.
Besote

Matías dijo...

Muy lindo relato.
Saludos

Abrujandra dijo...

unServidor: sí, porque sino viene de noche y te tira las patas.

poetoso: compartiendo regalías, pago, derecho de autor o como se llame.

Any: tiene que pasar nomás. Besos.

Curupisa: detalle no omitido en la entrada correspondiente.

Milenius: muchas gracias y besos. Salud.

el oso: bueno, muchas gracias, en este caso no era abuela nomás, sino mamá, papá, hermana, amiga. Besos.

Matsuo: ¡Bienvenido!
Muchas gracias. Gracias por pasar.

Hurricane dijo...

Creo que siempre somos injustos con los ausentes. Y también creo que desde lo alto nos guiñan un ojo y no les importa.
Beso

Abrujandra dijo...

Hurricane: creo que si en vida fuiste justo con ellos, cuando no están eso no importa. Aún injustamente este pequeñísimo homenaje no le hace ni el más mínimo honor que el que realmente se merece Ña Leonor.
Gracias por pasar y comentar.
Besos.